sábado, diciembre 30, 2006

ARTÍCULO DE PRENSA

El aprendizaje en las escuelas primarias del llamadojuego-ciencia sirve a los chicos
El ajedrez va a la escuela
para desarrollar su inteligencia,les enseña a administrar triunfos y derrotas, y a buscar soluciones para los problemas comunes que les presenta la vida diaria.
El ajedrez es uno de los juegos que más asociado está a la actividad de pensar. Está comprobado que es una excelente forma de estimular la mente, y mejorar la capacidad de concentración, desarrolla la previsión y la memoria, y se gana en autocrítica, ya que perder una partida afecta la autoestima, pero al mismo tiempo prepara para soportar las derrotas y a no envanecerse con los triunfos. De ahí que incorporarlo a la escuela, como está ocurriendo en distintos lugares del país, resulte un verdadero acierto.Hace una década, la Escuela Argentina de Ajedrez tomó la iniciativa con el programa “El Ajedrez va a la Escuela”. Miguel Sotullo, director de la EAdeA, cuenta: “Actualmente trabajamos en 15 colegios. A lo largo del año reciben clases más de mil alumnos de 1º a 7º año de la Educación Primaria Básica (EPB), y al momento de organizar torneos suelen agregarse otros colegios. Trabajo en diferentes modalidades: como actividad optativa u obligatoria. En el primer caso van solo los que quieren aprender y en el segundo, el docente debe motivarlos con una enseñanza dinámica y entretenida. En general, los alumnos del primer ciclo de la EPB (hasta los 9 años más o menos) suelen responder muy bien a la actividad. Luego de ese período cuesta más llegarles a quienes tienen menos interés. Sin embargo, si se les explica los objetivos del ajedrez como materia y se organiza bien la clase no suele haber problemas para su aceptación”. Otro pionero en esta cuestión, el profesor Marcelo Re, entiende que debe ser materia obligatoria, como, según se dice, ocurre en Rusia desde 1925 : “En 1994 presenté un proyecto para enseñar ajedrez en colegios de provincia y algunos aceptaron la propuesta. Hoy somos 7 profesores que damos clase en varios colegios, apostando al ajedrez como materia. Además, a pesar de que se juega individualmente, buscamos que el ajedrez también sea una forma de hacer amigos: de hecho, programamos torneos en equipos, para que los chicos sientan el ‘ganamos o el perdimos’ como una cuestión de grupo, y para que la derrota de uno no sea tan fuerte o tan solitaria”. Los especialistas coinciden en que la edad ideal para empezar a practicar este juego son los seis años. Pero, ¿por qué es importante que se aprenda desde la infancia? Para Re, “porque ayuda a desarrollar el juicio crítico, y a fijar normas y pautas para la vida. Frecuentemente, los chicos que no tienen límites en la casa los encuentran en el ajedrez, y entonces resultan ser muy buenos jugadores, aun cuando sean malos alumnos y tengan muchos problemas de conducta”. Miguel Soutullo cree que la principal ventaja de aprender este juego es la de entrenarse en “los procesos de resolución de problemas y de análisis que se realizan al jugar, ya que servirán en todos los órdenes de la vida y no sólo en un área escolar. Problemas encontramos en todos lados, pero no siempre es tan fácil encontrar sus soluciones, y el ajedrez prepara para hallar soluciones en la vida”.
¿Mal alumno bueno en ajedrez?Por lo general, el ajedrez es una práctica sólo de varones. Grandes jugadoras como Claudia Amura son solamente una excepción. “El ajedrez es una guerra canalizada, y eso interesa más a los varones, que tienen más la pasión por ganar. Las chicas, aunque las hay muy buenas jugadoras, no tienen tanto esa necesidad de ganar, no les importa tanto perder, y desarrollar otros aspectos del intercambio con sus pares.”, arriesga el profesor Re. Tener un niño en casa que sea un buen jugador de ajedrez suele incitar a los familiares a “regalarles” a los pequeños jugadores una pesada mochila, que es la de ser inteligentes para siempre. Para el profesor Re, “hay una idea común acerca de que los ajedrecistas son inteligentes, y no es así: hay jugadores que no son inteligentes para nada”. Entonces, ¿los malos alumnos pueden ser buenos ajedrecistas? Soutullo opina: “Lamentablemente, sí, aunque son pocos casos: eso nos permite darnos cuenta de que en esos casos no es la inteligencia lo que falla en la escuela común, sino la voluntad o el interés por las materias curriculares. También suele darse lo contrario: alumnos con un flojo nivel de juego pero con excelentes calificaciones en las materias comunes, y en este caso posiblemente no se sientan atraídos por el juego. Sin embargo, en general, las dos cosas suelen ir de la mano: el buen alumno suele jugar bien”.Pero, ¿el ajedrez ayuda a un chico a ser mejor alumno? Marcelo Re cree que sí y apuesta, desde su propia experiencia, a este potencial pedagógico del tablero: “El ajedrez está emparentado con la matemática, y de hecho este deporte les ayuda mucho a los chicos a aprender esta materia. Yo, que era un alumno medio disperso, pude aprender no sólo la matemática, sino también las estructuras de las oraciones y, como me costaba estudiar Historia, en vez de pensarla en términos de recta cronológica, de relato monótono, la empecé a pensar como sucesión de guerras, de enfrentamientos, de peleas por poder, en las que había ganancias y pérdidas”. Tal vez, ésa sea la mayor virtud del ajedrez: dar llaves para abrir posibilidades, y el tan nombrado efecto de abrir la cabeza. Saber pensar lo mismo desde diferentes ángulos, aprender a elegir, evaluar consecuencias, también nos ayuda a ser más libres. ¿Y quién no desearía eso para sus hijos? Que intenten ser reyes o alfiles valiosos, y no se conformen con vivir como peones en un tablero digitado por otros, resumen los especialistas.

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